Si! En honor a ustedes dos, los concebidos y
no nacidos!!! El primero en Mayo y el
segundo en septiembre de 2015, ambos no nacidos, les digo como me explicó mi
doc, uno anembrionado y el otro ectópico. Así los llamaron.
Aproximadamente entre abril y
mayo de 2015, tu papá y yo llegamos a la consulta de la Dra. para el control que
correspondía realizar. Viendo un saquito gestacional ubicado en útero, mi doctora
buscaba latido y no escuchamos, ya era el momento que ocurriera y no ocurrió.
Acto seguido, hay que extraerlo. Gancho al hígado. Ese fue mi anembrionado.
En septiembre de 2015, voy a
emergencia de la clínica con un fuerte dolor abdominal, confuso, que terminó en
un quirófano por un embarazo ectópico.
Al principio ni entendía, porque los nervios
me pusieron hasta confusa; pudo
haber sido y no fue así, un amor insatisfecho, un gran pesar, una presencia
constante, la búsqueda de perdón...Y aquel miedo, que no me ha dejado desde
ese día. Porque fue un 21 de septiembre de 2015 que por primera vez no entendía
una realidad inminente, un quirófano.
Una agonía dolorosa y llena de rabia por la imprecisión del momento.
En mi vida había sentido tanta
confusión, nunca el dolor había sido tan grande, y aquella pregunta que me repetía
a mi misma: ¿no estarás llorando por el bebe? ¿si ni siquiera era un bebe?,
porque en el arte de juzgarme soy pionera.
Y aquella noche del 21, de
emergencia me vistieron de verde, y aquel susto, gracias a Dios llegó Deisi,
confieso que me calmé, sentí seguridad, porque no conocía ningún Dr. de los que
me iban a operar, y pues eso disparaba mis niveles de ansiedad. Finalmente ocurrió, me operaron, y fue extraído
aquel embarazo ectópico.
A partir de
entonces llevo un recuerdo amargo y una ilusión dormida, mi anembrionado y mi
ectópico. Y como dice Alejandra Guzmán, con los ojos húmedos yo esperaba. Y
dentro de mi ignorancia, en la espera le rogaba al cielo que los dejara llegar
lejos, restaba sin parar los días del calendario. No fue así.
Te escribo hoy
mi Chu, no he podido darte un hermanito. Pero como dice Leonardo Padrón, la
esperanza es un talento!
Con Amor,
Tu mamá